El correo unipersonal desprivatizado.
La carta personal admite una comparación al poema que también ha sido escrito por y para una persona o ha sido inspirado por ella. Ambos registros expresivos acarrean con una dosis de personalización pero que manejan contenidos universales cuando sus contenidos no se limita a una detallesca superficial que solo compete a dos sino que tienen u valor objetivable para la literatura, para la historia de las letras y de las ideas. Si la poesía y las epístolas y diarismos inicialmente escritos en términos personales pasaron al campo de la publicación y tuvieron consumos extendidos por lectores y latitudes distantes, no veo porque al escribirla desde el primer momento no tenga porque contarse con esta hipótesis. Tal vez todo poema y carta privada en manos de un autor ya piense en esa perspectiva desde el momento en que es escrita. Puede ser guardada por décadas en el encierro de la privacía y llegado el momento catapultarla a alguna parte. No me gustaría dejar este mundo sin plataformar la publicación de todo lo que escrito incluyendo toda mi poesía y todas mis letras epistolarias sin excepción. No sé cuando voy a poder hacer eso y ni siquiera si voy a poder hacerlo en toda su integridad pero en todo caso lo que conservo o sigo conservando puede tener esa proyección tato más justificada cuando no todos los textos de estos dos tipos de géneros tuvieron la resonancia que había esperado en aquellos para quienes fuera escritos. La clave de esa resolución me la dieron destinatarios que no aceptaron serlo o se descartaron como corresponsales despreciando la consideración de mi discurso. De todos los rechazos recibidos la negación a ser leída o escuchada la palabra propia entiendo que es de los peores. El otro blindado prefiere quedarse con la idea a priori que tiene y hace un cierre absoluto con el diálogo, con el logos, con el intercambio, con la argumentística. Eso que en principio es un revés considerable ayudaba a una experiencia añadida no prevista: la de tomar una conducta ajena irreconciliable como un pretexto para escribir sobre ella a pesar de ella para usufructo de otros. No creo que sean pocas las cartas, poemas y canciones que no habiendo encontrado impacto en los destinatarios para los que fueron creadas (incluso sin que se hayan enterado de su existencia o la hayan buscado) pasaron a ser importantes contribuciones a la historia del pensamiento. A veces se escribe por y para personas ausentes, incluso muertas. Se escriben sabiendo que jamás van a ser leídas por sus destinatarios porque están muertos o en paradero desconocido. Aun así la descarga proyectiva que se experimenta haciéndolo está por encima del hecho circunstancial de su recibo. Otras veces se escribe y no se entrega lo escrito a la persona que ha inspirado esa reacción elaborativa por tener la convicción de que no va a ser leído, entendido o aceptado generando un impacto adverso en la relación que complicará más las cosas. He oído decir de personas amigas que según qué cosas no hay que escribirlas, tampoco decirlas, nunca. Que no quede ninguna prueba no sea que se pongan al descubierto actos a los que uno no quiere ser vinculado por los conocidos o la parentela. ¿Acaso hay alguien que no tenga cosas de su vida y de sus universos que esconder?
El pudor y una noción de decencia se mezclan con el secretismo, el sentido de la reserva y el temor a ser averiguado por los demás. Las cartas personales son para personas concretas mientras que los artículos son para divulgación pública. Cada cosa en su lugar pero no hay definición categórica tan estrecha que no venga permitiendo la viabilidad de otras posibilidades distintas para lo que algo ha sido escrito. No siempre las catas fueron para temas de lo personal. J.C.Friedrich Schiller escribió su ensayo Cartas sobre la Educación estética del hombre en forma de cartas unilaterales que fueron dirigidas al príncipe von Holstein-Augusteburg, aunque posteriormente publicaría en forma de libro. No tienen nada de información personal, son una vasta elaboración filosófica pero el destinatario pudo ser un pretexto ocasional para escribirlas antes de darle forma de libro para su publicación.
Lo que hace un objeto de valor objetivo un documento privado como es una carta es el contenido que tenga en relación a la interpretación de temas de interés general. La historiografía se basa en ellas para estudiar otras versiones coyunturalistas paralelas pero al margen de los textos públicos. Al escribir a una persona se escribe para ella y solo para ella, al menos en una primera interpretación pero no se puede descartar que se escriba para otras lecturas póstumas o para otros destinatarios. Es difícil que un/a escritor/a no tenga en cuenta la potencialidad difusiva de todo lo que escriba incluyendo sus diarios y sus cartas. Desde el momento en que sabe esto queda marcado por dos influencias: escribir pesado que un día u otro será leído por otros que no son el destinatario y escribirle con un cierto auto condicionamiento pensando en su publicación posterior. Las dos presunciones hacen del texto algo distinto a si no hubieran sido tenido en cuenta. Seguramente será más esmeradas y, dependiendo, del pudor de cada cual serán más o menos intimistas.
En el correo epistolario el otro no deja de ser un pretexto para la elaboración. Hay corresponsales que inspiran a la escritura y otros no. Esa función inductora no tiene porque saberla quien induce. La literatura es un plato dulce que invita a la degustación. Quien más placer saca es quien la saborea. La relación es la misma entre autoría y personaje. Un personaje inventado nunca jamás sabe que existe pero el autor puede dotarlo de inteligencia supuesta para que reflexione sobre sus atribuciones imaginarias.
Un atrevimiento importante y toda una transgresión en el campo de la confidencialidad seria/será los espacios en los que publicar cartas personales siempre que eso cuente con la autorización de ambas partes. Antiguamente dar orden de contención de las cartas escritas a una realidad postmortem indicaba un cierto pudor que la época actual podrá remediar más elegantemente.
Los dosieres de cartas adecuadamente presentados e introducidos pueden constituir documentos de época y formidables ventanas al análisis psico-cultural.
De la queja a la documentación punitiva
11 years ago