Wednesday, October 14, 2009

Almacenes de Reciclaje

Almacenes de Reciclaje.
En los USA, el país más poderoso del mundo (afirmación, desafortunadamente para muchos, todavía vigente) y cuyo largo itinerario industrial ha procurado stocks y productos de todo tipo se vive velocidades distintas del consumo. Más allá de los almacenes y tiendas con los primeros precios hay otros muchos como los de Volonteers of America o los de Salvation Army que venden a precios simbólicos casi, artículos usados o fuera de serie por tener alguna tara. Son los almacenes a los que acuden las personas con menos recursos económicos: negros e hispanos fundamentalmente aunque también población blanca oriunda a la que no se le caen los anillos por ir a sus instalaciones. Hay otros locales y cadenas como Family Dollar o Dollar que son de pvps bajos con artículos de importación de Asia y a precios muy asequibles.
Los almacenes de reciclaje tienen no solamente la ventaja económica con respecto a los grandes hipers con productos novedosos, sino también la ventaja de conseguir artículos, diseños y objetos que están fuera de uso y fuera de los circuitos comerciales dominantes. Este tipo de almacenes demuestran la necesidad de los reciclajes; necesidad cada vez más creciente en tanto los stocks son mayores y la historia de sus producciones más larga. También permiten vivir la vida diaria a costes más bajos que en Europa.
Los almacenes y antes que ellos las explanadas de mercados ambulantes o puntuales de objetos usados es un fenómeno inherente a la expresion mercantil del crecimiento, cualquiera que sea el tipo de desarrollo. Como tantas otras cosas los estados no intervienen o intervienen a menudo negativamente para que este tipo de mercados paralelos para los más pobres no disminuyan las ganancias de los primeros mercados para los bolsillos más solventes. La cuestión es esta: la industria viene produciendo más cosas que la demanda poblacional logra satisfacer. El problema principal a escala planetaria no el de las carencias sino el de los superávits, el hecho de que hambrunas puntuales por catástrofes o sequias reduzcan por debajo de mínimos las necesidades alimentarias no hay que hacer perder de vista la ecuación antes enunciada industria=mas producción de la necesaria en términos matemáticos. Con esa premisa no se explica la cantidad de desajustes en los accesos a mínimos que muchas personas tienen. No se explica que los productos básicos alimentarios como el arroz de países enteros (en el oeste africano para citar un caso) dependan fundamentalmente de las toneladas de exportación enviadas desdeThailandia. La población consumista juega el papel de comparsa de los acuerdos entre estados en lugar de asumir su destino auto organizativo generando los productos fundamentales in situ.
So bien el comercio internacional es necesario no se puede ignorar la fatalidad cultural en no desarrollar los recursos de lo básico país. Toda falta de capacidad autógena termina por generar dependencias indeseables. Por su parte los estados que están más preocupados en bienes exteriores terminan por no intervenir en los cambios actitudinales de las poblaciones. El consumo del arroz blanco hay que interpretarlo como una patología cultural teniendo en cuenta otros productos agrícolas alternativos mejores. A esa patología cultural a su debido turno hay que añadirle otras patologías físicas por déficits nutritivos.
Lo mismo se puede decir de cuantiosos productos con el cuero y con los tejidos que no paran de ser novedosos mientras los viejos son obsoletos o arrinconados. Su reutilización en el estado en que quedan o su reciclaje tomando sus elementos descompuestos para hacer otros nuevos objetos permite vivir con dignidad a no pocas personas. No estaría de más que los aparatos de estado en sus instituciones descentralizadas, especialmente desde los poderes locales, se tomara en serio estas formas alternativas de uso de las cosas. El problema social mayor no es la falta de cosas en sí sino la falta de acceso a ellas. En lugar de permitir el espectáculo un tanto deplorable de ancianos y rebuscadores recogiendo cosas todavía empleables por los basureros, una reconcienciación social tanto de los que las tiran como del sistema de recogida municipal que existe, podría facilitar su entrega a los almacenes para otros usuarios. Es cierto que eso no está exento de una cierta dosis de altruismo y delicadeza por parte de quienes las tiran cuando todavía son útiles y de pobreza por partes de quienes las usan. Su normalización allanaría las distancias. Tal como está el consumo hoy día se pueden encontrar cosas más baratas y de mejor calidad en establecimientos de segunda mano que en otros de primera que vienen defectuosas de fabricación. Se puede hablar tanto de productos sólidos como ropa o muebles así como otros perecederos tales como comida. François René Chateaubriend dijo que casi todos los crímenes que se castigan se deben al hambre. No es cierto o eso ya dejó de ser cierto. La mayor cantidad de delitos son contra la propiedad privada al ambicionar estatus de los que se carecen. En todo caso es el hambre de codicia lo que puede estar detrás de una buena parte de ellos. Dentro de las paradojas sociales hay una muy curiosa: se castiga el ultraje a las propiedades y a las personas pero no a las causas de los males. Tener una enorme cantidad de objetos o propiedades o despensas que no se usan frente a quien tiene carencias de todas ellas puede resultar insultante si además se dejan perder o se tiran sin antes compartirlas o darlas es un mal, aunque no sea intencional, patente. Fray Luis de León dijo que para hacer mal cualquiera es poderoso. También los más miserables hacen ostentación de falta de solidaridad por lo que no afirmaré que el individualismo sea un atributo de las clases más pudientes. Cualquiera que tenga algo que puede ayudar a una segunda persona y en lugar de eso la tira malográndola comete alguna clase de crimen contra su prójimo pero eso no es punible legalmente.
Cada localidad de una cierta envergadura numérica debería tener su almacén de reciclajes: desde piezas de maquinaria industrial o maquinas de modelos obsoletos (ordenadores o tornos) a ropa de todas clases a comida caducada pero que puede tener un uso para personas o animales (Weissman en los estados unidos regala semanalmente sus productos lácteos caducados de fecha pero aptos para el consumo).
La vida, a pesar de lo corta que decimos que es, es lo suficientemente larga como para vivir todas las secuencias. Cuanto más tiempo biográfico se tiene acumulado más viejo se es, detalle que los demás confirman más de lo que uno subjetivamente se siente. Todo el mundo quiere llegar a viejo pero nadie quiere serlo dijo Martin Held. En todo ese tiempo de vida no hay nadie que uno pasa por multitud de espacios y pasan innumerables cosas por sus manos: unas se agotan, otras lo cansan. Antes de destruir un objeto usado vale la pena recordar si puede ser reutilizado total o parcialmente por otra persona.
Una sociedad con plantas y espacios de reciclajes lejos de ser un indicador de pobreza lo es de cuidado con las energías dedicadas a todas estas cosas lo que significa un respeto cuidadoso con quienes las construyeron o dedicaron su trabajo a hacerlas.
No hay ayuntamiento con perímetro municipal suficiente que no pueda dedicar una ubicación a un proyecto de este tipo. Todo es cuestión de empezar, tal vez un día al mes puede ser una buena pauta para empezar y luego puede ser una vez a la semana para serlo finalmente cada día. Evidentemente tendrá que enfrentarse con los intereses comerciales de quienes quieren dedicar solo a las ventas de trinca. Por otra parte un espacio de este tipo también podría ser polivalente dedicando otro día periódico para el trueque de objetos sin que intervenga el dinero como procedimiento de pago. Un ayuntamiento que se destacara en estos términos bien podría recibir los premios ecológicos que existan para estimular comportamientos de sostenibilidad de este tipo.

Cobertura wifi urbana

Cobertura Wifi.
Aunque en no pocas ocasiones toca darle la razón a Ezra Pound cuando afirmó que gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantener a la población en vilo, hay que suponer en la buena fe de algunos gestores de poder o estrategas de palacio, es decir en un porcentaje relativo para mejorar la calidad de vida de todos.
He aquí una propuesta: la de internet gratuito para todos los ciudadanos que pide más que un rato de reflexión.
Empecemos por recordar que la democracia electrónica como concepto ya ha venido siendo defendida aunque no suficientemente como idea extendida. Falta articular las posibilidades técnicas de accesisibilidad comunicativa de cada ciudadano a su gobierno local y progresivamente al gobierno de todo el país. La democracia política será una quimera mientras la democracia tecnológica no facilite al día la opinión y las reclamaciones de la sociedad ante las depositarias de la gestión de sus presupuestos y recursos. Entre tanto la informática punta va avanzando y las posibilidades de comunicación, al menos desde el punto de vista tecnográfica y tecnovisual, van creciendo. La cobertura wifi permite la conexión a internet sin pasar por la conexión del cable específico de ordenador a servidor. Es así que hay bibliotecas que lo ofrecen y ciudades (Amposta, St Julia de Loria por citar algunas donde lo he usado) que ya tienen puntos abiertos de sus perímetros desde donde poderse beneficiar de ella. La cobertura wifi es un campo de onda que no depende de tener que estar dentro de un local, tal como una biblioteca. Por razones de seguridad y otras en las que no hace falta entrar una biblioteca proporciona una clave de acceso pero a cambio se obtiene su gratuidad. Hoy día es posible ya técnicamente tener puntos de cobertura wifi las 24 horas sin tener que acceder a un local para ello. Desde el momento en que varios centros oficiales de una localidad la ofrezcan y con una potencia suficiente que alcance al extrarradio del local es probable que toda la localidad tuviera cobertura wifi sin tener que hacer contratos privados domicilio a domicilio.
La oferta de internet es, por supuesto, otro de tantos negocios modernos y las compañías ofrecen planes de conexión a distintas modalidades y precios. Dependiendo de los países todavía no hay tasas asequibles para todo el mundo. Hay zonas de España en que los contratos tienen precios altos.
Su comercialización preferencia el contrato individual a las posibilidades colectivas. Es así que se las ingenia para que un solo servicio que podría servir para toda una comunidad de vecinos la tenga que pagar cada uno de ellos por separado. Alguna gente espontáneamente no blinda su conexión wifi a internet y deja libremente que sus vecinos se aprovechen de ella.
Esa forma de individualizarlo todo no es nueva: una misma antena parabólica podría servir para lo receptores de todo un edificio o sería suficiente con un solo decodificador. En la práctica cada tele tiene su antena creando esos pintorescos bosques de ellas en las azoteas creando unos de los perfiles de las ciudades modernas tantas veces ridiculizado. El individualismo exagerado contra quien primero se vuelve es contra cada individuo que tiene que pagar por todo sin considerar ni siquiera la posibilidad de repartir gastos unificando recursos.
Volvamos a la cobertura wifi. Su posibilidad existe. Basta que los ayuntamientos la vayan asumiendo y su contratación y su extensión la costeen y desarrollen como parte del presupuesto municipal. A través de internet pasan muchas comunicaciones incluidas las voces por teléfono.
Así mismo puede ser una iniciativa ofertada por entidades particulares, asociaciones vecinales o partidos políticos. De hecho esa iniciativa ya forma parte de la oferta de calidad que proporcionan muchos establecimientos a sus clientes tales como hoteles o restaurantes. He usado cobertura wifi en Kaolack y en Niamey sin tener que pagar específicamente por ella a cambio de hacer consumiciones en los locales que lo ofrecen.
Nos consta que hay una demora en la extensión de este servicio no por razones económicas ni por complicaciones tecno sino por una cierta resistencia del poder en facilitar herramientas de comunicación –y por tanto de lucha y auto organización- a la sociedad a través de los vecindarios. De otra parte los ayuntamientos modernos desde antes de la tecnología wifi ya vienen creando centros de conexión internáutica que facilitan, a menudo gratuitamente, en diversos puntos de la ciudad. Ciertamente el sector comercial de los establecimientos de cyber, que negocian con su conexión privatizada a la net y que tienen un margen de beneficios porque todavía hay mucha gente que no tiene ordenador personal, no es un sector muy fuerte y no puede presionar en contra de la propuesta de la cobertura libre para todos. Cabe prever que a medio plazo el número de gente con su ordenador portátil se habrá cuadruplicado o quintuplicado y que la escena de alguien trabajando en una terraza de un bar o en el césped de una plaza será una imagen delo mas cotidiana. Hay que celebrar esas escenas por lo que de madurez comunicativa supone en las personas y capacidad técnica de conectar cualquier punto p de la geografía terrestre con cualquier otro punto p’. Solo habrá que lamentar que la antigua escena bucólica de alguien manuscribiendo su poema amparado en la sombra de un árbol se habrá perdido para siempre.
Orígenes propuso que la educación infantil consistiera en enseñar a los niños a investigar por sí mismos. Los planes de educación siguen fracasando por no seguir tan sabio y básico principio. No solo eso, la sociedad adulta también fracasa por qué no poca gente se ha acostumbrado a que le den todas las opciones sin buscarlas y sin plantearse nunca la investigación de recursos, soluciones e informaciones por cuenta propia.
La recursividad dad internáutica es por lo que hace a fondos informativos socializados algo tan fundamental como el andar o el hablar para la vida fisiológica y relacional.
Las instituciones y ayuntamientos y en general grupos y personas con sus conexiones a internet puede ofertarlas, es decir, compartirlas, a sus campos inmediatos de vecindad permitiendo mayor accesibilidad para todos.
En una situación ideal para un tren de consumo y velocidad de datos suficientemente rápida nos podríamos beneficiar de la cobertura wifi de 24 horas sin tener que pagar por ella desde cada casa particular.

Saturday, September 05, 2009

Prostitución con Garantías

La prostitución garantizada[1].
Por unos prostíbulos legales socialmente asumidos

De la prostitución han surgido diversas leyedas negras. Se la ha visto como la forma más visible de los pecados mundanos y uno de los submundos más barriobajeros. La moral transversal de distintas épocas la ha vilipendiado y los gobiernos han querido atajarla. Lo cierto es que su presencia ha sido una constante en todos los periodos: los de crisis y los de abundancia y que cada propuesta para reglamentarla o reprimirla fracasa. No hay que consultar al oráculo de las profecías que la decisión de sancionar a los clientes y no solo a las prostitutas tampoco acabará con el fenómeno. Invito a una lectura y a una reflexión del tema desvistiéndose de prejuicios tomándolo como una realidad sociológica sobradamente persistente. Antes hay que recordar que dos de los descalificativos más severos que siguen persistiendo en el vocabulario vulgar tienen que ver con la prostitución: “puta” sigue siendo equivalente de traición y trampa e “hijo-de-puta”, sigue siendo la frase que se usa que quiere indicar lo peor del otro. Estrictamente los hijos paridos por prostitutas lo son de padres desconocidos -o desentendidos- están abocados a vidas insuficientes. Ni el de puta como oficio implica que todas sus profesionales opten por las malas artes ni el hijo de una puta tiene porque ser mal parido y abocado inevitablemente al dolor y a la tragedia de la que se hará palanca para extenderla a los demás. La expresión se usa para toda clase de situaciones y también para hijos nacidos de buenas familias que han hecho sus fortunas con el enredo y la estafa. Lingüísticamente no tiene más valor que el que tiene: ninguno, aunque popularmente en los enfados verbales fuertes se sigue tirando de esa terminología, entre otras razones, por falta de más luces y una grave escasez de literatura de la comunicación.
Que existe un temor a ambas palabras es obvio y que su reacción radical no se hace esperar también. En las muchachadas nacidas en democracia no se ha dejado de usar. A la que un chico se siente desairado por que una chica lo descarta prefiriendo a otro u optando por su libertad sexual, la llamada fatal a hacerse portavoz del vocablo no se hace esperar, claro que para eso tiene que concurrir bastante obnubilación y mediocridad en el que con ese uso trata de insultar. A veces me encontraba en cabinas o incluso en paredes pintadas del tipo: fulana es una puta. Y es que a la liberalidad también se la describe como puterío. Las oscuras leyendas urbanas nutren de deformidad palabras y expresiones que se apartan de su sentido originario. Es así que el mujeriego es el putero y la mujer provocativa puede ser etiquetada con la hipótesis de puta tan pronto se le conozca que anda con varios hombres.
Sabemos que eso no es cierto, de hecho todo el mundo sabe que la prostitución tiene unas reglas muy concretas y que es fundamentalmente una transacción comercial: sexo por dinero. Una mujer, por las razones que sea, pone sus agujeros a cambio de que un hombre alivie sus deseos y pague por eso. Si esa mujer goza o no con el tema o el hombre se da por suficientemente satisfecho ya es otro asunto. La variante de la prostitución masculina también se ajusta a este esquema aunque su popularización ha sido bastante menor. La persona que ofrece su anatomía para el placer ajeno a cambio de un precio económico no dista tanto de quien lo hace para conseguir favores (todo el arribismo y escalada de privilegios que pasan por la cama de los que tienen roles intermediarios de poder que facilitan o cierran la accesibilidad al éxito). Tampoco dista tanto de cualquier empleado que emplea su fuerza de trabajo a cambio de un dinero. La acepción generalizada de prostitución va más allá de tener un cuerpo de alquiler ante una demanda sexual. También se alquilan fuerzas de trabajo aceptando una explotación a cambio de unos beneficios económicos. Eso lleva a sospechar que muchos individuos célibes y con los agujeros anatómicos (simbólicamente) cosidos también han ejercido la prostitución al venderse. Decir eso tiene una connotación amonestadora. En realidad la condición de libertad de una persona le lleva a hacer actuaciones de todo tipo incluyendo las que van en contra de sí misma.
Se sobre entiende que la condición de puta no la quiere nada para su biografía pero eso está desmentido por la nomina no reducida de mujeres que se dedican a serlo como opción de vida. Los fenómenos colaterales más recientes de trata de blancas, turismo sexual que busca púberes en países miserables, esclavitud de inmigrantes que son forzadas a ejercerla no significa que deje de haber una parte del fenómeno que pasa por la voluntad de sujeto en subscribirlo.
Al discutir sobre la prostitución son muchas las discusiones en paralelo que hay y son varios los factores a tener en cuenta. Como en cualquier otro campo de transacciones comerciales, la transgresión a las leyes es perseguible y toda servidumbre en contra de la voluntad de la persona es punible pero atajado o contrarrestado eso, el fenómeno sigue y seguirá.
Las discusiones contra el tráfico de mujeres y el proxenetismo son suficientemente explícitas. Si bien managers y propietarios de espacios que ofrecen sexo explicito se consideran empresarios y no proxenetas y por su lado muchas putas de oficio diario se identifican totalmente con su profesión sin cargar con las culpas lesivas que la hipócrita mentalidad dominante les extiende. Pues bien si las personas que ofrecen sus caricias y copulas de pago han existido y seguirán existiendo ¿por qué en lugar de negar su existencia o prohibirla no se la regula racionalmente? Eso pasa por su rehabilitación. Desde la psicología social avanzada y los departamentos de asistencia social ya se viene denominando a la practicante de sexo profesional como de trabajadora sexual en lugar de puta. Efectivamente es un trabajo y esta es la palabra empleada en el medio. Aguantar y complacer a un cierto número diario de hombres hambrientos de sexo nadie negará que pase por un esfuerzo físico y toda una dedicación ambiental a este objeto. Por su parte, el cliente que no tiene donde mojar su pene por la sociedad restrictiva que le envuelve o por sus propios traumas la posibilidad de un aliviadero lo devuelve a su rol de normalidad como padre de familia o como empleado de lo que sea. Dicho en plata y pronto practicar sexo forma parte de la salud psíquica personal y en consecuencia de la salud comunitaria. Una sociedad que no practica sexo es altamente neurótica y potencialmente más explosiva. Visto así resulta que la prostitución ofertada viene a contribuir a un cierto sosiego general. Esto es tan evidente que las poblaciones carcelarias fueron consiguiendo su derecho al contacto erótico con sus visitantes para neutralizar el riesgo de sus patologías. Negar el sexo a alguien es un impositivo contranatural (no hay más que ver las profesiones religiosas que declaran no practicarlo para darse cuenta de la cantidad de deficitarios mentales que tienen en sus filas).
Constataciones irrefutables: Las necesidades sexuales son obvias y el oficio femenino en complacerlas a cambio de dinero es atemporal y constante. Dado que las unas no se resuelven en condiciones ordinarias (hay parejas estancas y cerradas que no las resuelven) y dado que esa oferta oficiante se presenta por multitud de maneras, la lógica consecuente es que haya un clientelismo. Dado que todo discurre dentro de una tolerancia semilegal ese clientelismo y las profesionales sean abocados a un bajofondismo y una semiclandestinidad además de efectos anticívicos totalmente reprobables y asquerosos. Los vecindarios de los barrios en los que las putas callejeras se ofrecen se quejan de broncas y ruidos y suciedad. A veces el sexo es practicado en la vida pública emulando a perros. Obviamente la sociedad represiva no está para aguantar escenas de este tipo (bastante le cuesta ver a enamorados acaramelados dándose besos de lengua en los parques) aunque quizás la liberalidad de un futuro remoto la consintiera, pero volvamos al presente limitativo: ante esa prostitución más atrevida de mujeres esculturales exhibiendo su cuerpo como mercancía que puede ocasionar incluso problemas de tránsito automovilístico, ¿Por qué no asumir consecuentemente la existencia de este fenómeno y ubicarlo en espacios razonables? El estado a través de sus instituciones apropiadas puede plantearse la articulación del prostíbulo público asumido como lugar en el que las profesionales puedan ejercer tranquilamente su oficio sin tener que jugar al gato y al ratón con la pasma. Pensemos por un momento en todas las ventajas de una propuesta de este tipo, una vez más dejando los prejuicios en el congelador por un momento: el control de la sanidad, la evitación de reyertas territoriales, la posibilidad de la independencia de las profesionales no teniendo que rendir cuentas a ningún macarra que las explote, la seguridad del cliente.
Sí, sí, lo ideal sería una sociedad madura en la que nadie se tuviera que prostituir por nadie (no solo en el campo de las ofertas sexuales si no también en todos los demás campos profesionales) pero mientras esa sociedad no llega (y la cosa va para largo) el salto de la permisividad ambigua a la aceptación absolutamente legal del derecho a ejercer la prostitución en unas coordenadas estables sería un gran avance. Indirectamente acabaría con la esclavitud de mujeres chantajeadas que mafias desalmadas las obligan a follar para pagar sus deudas. Esos prostíbulos o casa de sexo, e una sociedad mentalmente limpia, pasarían a tener una categoría rehabilitada. A fin de cuentas una profesional sexual puede iniciar –e inicia de hecho- a o poca gente en este apasionante mundo del placer erótico. Bien mirado, esa prostitución con garantías iría a favor de todo el mundo: de las prostis en primer lugar, de sus clientes y ayudaría a avanzar la perspectiva que la sociedad tiene del asunto. En la antigüedad la prostitución pública tuvo carácter oficial. Reprimirla ilegalizándola no hará más que agravar el problema.
E una sociedad más liberal en el que del sexo no se siga haciendo tabú y no la gente o se chantajee con el posiblemente esa oferta profesional se extinguirá, pero esto no lo veremos en este siglo. El ultimo mundo al que nos estamos acostumbrando de las relaciones fáciles y rápidas en el campo internáutico en el que se han normalizado actitudes y prosas de las que antes el usuario se avergonzaba, está cambiando profundamente las reglas de juego de las relaciones humanas. Por paradójico que sea la relación físico-sexual con alguien, aunque pase por taquilla, es un tato que sigue entrando dentro de lo directo y de lo humano. E estos momentos se estima que diariamente se crea 200 nuevos sites web de contenido erótico solo en los EEUU. La demanda del otro complaciente para practicar sexo está estadísticamente más que demostrada. Ordinariamente se ha dejado a la búsqueda de binomios o parejas la solución para esta demanda pero no todo el mundo consigue eso o pasa por tal búsqueda, es así que la prostitución sexual necesita el reconocimiento elemental de que es un servicio público. La discusión no es su necesidad más que evidente y su oferta más que repetida, sino su forma para gestionar las transacciones en un momento en el que la pérdida de inhibición general hay que tomarlo como un factor en positivo de la libertad humana.
No hay que contar demasiado con que ningún grupo de izquierdas tome esta propuesta como propio por temor a perder masa electoral. Se prefiere creer en soluciones radicales contra la sociopatología sin entender que la represión policial de un fenómeno no liquida las causas que lo produce. Las casas de sexo oficializadas dignificarían una ciudad y elevarían su cultura cívica porque además de neutralizar las variables indeseables (suciedad y broncas) darían oportunidades para librarse de la prostitución a las oficiantes que quisieran cambiar de trabajo.

[1] http://www.periodistadigital.com/foros/viewtopic.php?p=313254#313254

Friday, August 21, 2009

Reutilizaciones entre el vecindario

De lo sobrante que pueda ser reutilizado.
Desde hace algunos años venimos dejando cosas en el descansillo del vestíbulo que consideramos pueden servir a otros vecinos. Es así que nos hemos deshecho de una colección de videos vhs de dibujos animados, muchos cuentos de tapa dura, de bastantes libros pero también de otras cosas como una maleta u objetos de decoración, todo ello en condiciones de reutilización.
Por lo que hemos visto ese gesto ha creado un cierto seguimiento ya que otros vecinos también han dejado cosas que les sobraban. Por término medio las cosas desaparecen en menos de un día y como máximo duran dos. Alguien las recoge y habrá podido disfrutar de ellas. Nosotros mismos hemos aprovechado una bandeja de madera que contiene otras 3 de porcelana (por cierto, gracias al/a la donante).
Tal vez ese gesto de dar la opción a reutilizar cosas que ya no sirven para uno pero si útiles para otros pueda sorprender pero forma parte de una visión ecologista elemental. Antes de tirarlas al container para su reciclado no cuesta nada hacer ese gesto de donarlas anónimamente a quien le pueda interesar. El mismo criterio hemos seguido por lo que hace a objetos más voluminosos (una bici, un mueble de despacho o una tele, pero que hemos dejado junto a los containers cercanos con notas informando de que el mueble estaba entero, la bici necesitaba poca reparación y la tele solo necesitaba resintonizarla. Las tres cosas desaparecieron antes de que pasara el basurero).
Nos parece que si una cosa puede ser útil para otra persona no hay porque enviarla a un proceso de destrucción. Lo ideal sería que los puntos de basura ya estuvieran como puntos de reutilización de lo reutilizable pro el vecindario próximo o en todo caso en las plantas de recicladero de cada localidad eso estuviera mas organizado pero como de momento no es así tener algo parecido a la cesta de lo sobrante es una buena manera de ayudaros los unos a los otros sin gastar un céntimo.
Creemos que hacemos lo correcto hasta que una última colección de libros la hemos visto tirada al parque por alguien que viene o vive en el edificio y que, obviamente, no está de acuerdo con el gesto de donar lo sobrante.
Conjetura uno: es alguien que considerará que no es cívico afear la estancia del vestíbulo con objetos que no corresponde estar ahí y ha intervenido para que no se convierta eso en un mercadillo.
Conjetura dos: es una neonazi que está en contra de todo lo que sea cultura y prefiere continuar con su analfabetismo a permitir que materiales gráficos ayuden a disimilillo.
Conjetura tres: ha tirado los libros por anticatalanista ya que se trataba de una remesa de libros en catalán (gramáticas y literatura).
Conjetura cuatro: no tenemos una cuarta conjetura.
Tenemos sospechas de quien se trata pero con eso no pretextaremos convertir este texto en una investigación detectivesca. Cuando nos cruzamos con esa persona retira la mirada por su sentido de culpa. El hecho induce a pensar en lo siguiente:
Crees que compartes ciudad y bloque entre gente bien nacida hasta que detalles como ese te hacen reconsiderar tal punto de vista. Es imposible que alguien que tira libros por la ventana al parque u otras cosas al exterior pueda acudir al argumento de incivismo por dejar cosas limpias en el descansillo. Es su modo particular de vengarse en contra de la felicidad de otros. Mientras va a mirárselo y se lo cura no olvidamos que en nuestro inmueble se han dado varias curiosidades con los años: colillas en los cuadrados de espera del ascensor en el garaje, el camarín con humo de su anterior usuario, un vecino que recibió un envío postal destinado a otro y no se lo dijo, el robo de revistas y periódicos en buzones, toldos quemados o ensuciados de pisos inferiores por vecinos de pisos superiores. En fin la comunidad residente no ganará el premio a la vecindad excelente del año, ni del lustro…ni de la década.
Invitamos a que los vecinos que les sobren objetos que les de pena tirarlos pero de los que se tienen que deshacer los dejen en stand by un par de días en el vestíbulo hasta que alguien se los lleve, si no es así luego pueden tirarlos al container que corresponda o llevarlos a sitios de reciclaje (en la bibliotecas se pueden donar libros y en algunas partes como los centros culturales hay cestas de libros viajeros o sin dueño para que circulen de unas manos –y ojos- a otras.
Puesto que el individuo tiquismiquis que no puede soportar un objeto de más en el descansillo está en su derecho de rechazarlo ya que es copropietario del lugar puede replicar con sus argumentos los nuestros y de deshacerse de las cosas dejadas sin darle la oportunidad a otros que las usen pero que no las tire al parque. Ya sabe, si es creyente, que le espera el infierno y si no lo es, lo de creyente, le espera seguir con su vida de rencores a no ser que dé un pequeño empujoncito a su vida para crecer.
Hay países más ricos que Catalunya como los USA en los que la costumbre de deshacerse de cosas por mudanzas de casa o reformas es habitual. Es así que existen los garden market o los garaje market en los que anunciados con pasquines por las calles de alrededor hay quien hace un despliegue de todas sus cosas sobrantes que venden a precios supermínimos. A unos amigos que por razones de la crisis deben cambiar su gran apartamento por uno con la mitad de superficie y que les va a sobrar una enorme cantidad de objetos les hemos sugerido esa opción. Como vivimos en un país en que la gente se pone todavía roja por ser descubierta in fraganti en sus verdades es una propuesta difícil de seguir. No deja de ser curioso que por todo lo que hace a Second hand España sigue resistiéndose a su empleo, algo que países mucho más ricos vienen practicando desde siempre.
Con el permiso de analfabetos y antisolidarios esperamos que se siga practicando esta forma de regalo anónimo y que quien ha tirado esos materiales al parque vaya a recogerlos y los devuelva de donde los cogió. Si al mundo le sobra algo totalmente rechazable, esto sí, no reutilizable, es su gente destructiva. Su desaparición aumentaría la cuota de felicidad colectiva.

Saturday, May 23, 2009

La praxis de los huevos fritos


La praxis de los huevos fritos. JesRICART
En la cocina se aprende mucho. La cocina americana trató de hacer de dos espacios: el salón y la cocina propiamete dichos uno solo. Acabar con su separación significaba acabar con la sede de los señores y la de los sirvientes como ubicaciones separadas. La cocina americana aparte de socializar esos dos espacios también indicaba que el guiso no necesitaba de grandes ollas o perolos ni de procesos largos de cocción o humos grasientos, significaba una nueva forma de guisar mientras se podía compartir la conversación y se colaboraba. La cocina activa permite crear los propios guisos y tomar distancia de la comida enviada a domicilio, los catering o los restaurantes. Todo eso tiene sus ventajas aunque nunca he entendido muy bien eso de llamar al pizzero para que venga con la moto o pasarse por un restaurant chino y tomar comida para llevar en lugar de preparar los propios guisos. La pizza es un recurso muy socorrido que no rompe una velada en que los amigachos juegan a cartas o al mentiroso y eso es lo prioritario. Prefieren comer algo prefabricado quo guisar una tortilla de patatas algo que lleva mucho rato. Guisar en casa es un acto creativo que pone a prueba la imaginación de los cocineros y supone el salto de la mesa de comer al mostrador de las elaboraciones que es tanto como decir el salto del rol de recibir al de dar. La mitad de patologías preadolescentes se ventilarían de un plumazo si las criaturas en lugar de estar estacionadas fosilizándose ante la tele tuvieran un rol activo en la cocina. La mitad de conflictos de pareja se verían disminuidos si ambos hicieran de la cocina el tajo de trabajo a compartir para ir ejecutando lo decidido en igualdad de condiciones.
Ese lugar preparado para guisar es el laboratorio desde el que transformar materias primas y recrear los comestibles para convertirlos en platos de primera. La receta más elemental puede ser un viaje de placer o una fatalidad. Huevos fritos con patatas fritas, que es lo menos que uno puede saber hacer puede llegar a ser un plato para concurso si se sabe dejar los huevos en su punto y las tiras de patatas en el suyo. Como todo hay que dedicar el tiempo necesario, elegir los materiales cuidadosamente, el aceite, la pizca de sal. La inventiva masculina puede empezar con ese plato sencillo procurando que el huevo no se estrelle rompiéndose la yema ni salpicando al echarlo al aceite caliente, en cuanto a las patatas hay dos modos de hacerlas dejándolas duras y crujientes o blandas resultando un hibrido entre fritas y semihervidas. El demandante de la titularidad de independencia, especialmente el soltero independiente tiene que enfrentarse al mundo dominado dentro de los haceres culinarios al menos el de los huevos con patatas fritas. La sopa de cebolla y la tortilla de cerveza también le pueden salvar la vida pero lo más socorrido es lo antedicho. Sabemos que lo más hispánico es la tortilla de patatas pero eso requiere de un arte de curso avanzado, la tortilla a la francesa (con perejil, mejor) puede ser un intermedio entre los huevos fritos y la tortilla de patatas. Hay un antes y un después en saber hacer un par de buenos huevos fritos. Quien llega a la edad adulta sin este conocimiento está condenado a la miseria intelectual y al más extremo ridículo. “¡¿dónde vas a ir tú si no sabes hacerte ni un par de huevos fritos?!” han exclamada varias generaciones de mujeres contra sus maridos insinuando largarse de casa. El huevo frito tiene una aureola polémica. Raramente es ofrecido en los restaurantes ya que ha pasado a los anales de la historia de la cocina como una antigualla. En Puerto Santa María en un restaurante playero todavía lo sirven con la postal romántica del mar delante. Es lo que se pedía u ofrecía como alternativa si no había nada más en la cocina. Siempre quedaban un par de patatas aunque estuvieran grilladas y un par de huevos aunque estuvieran arrinconadas para llenarle el buche al comensal que llegaba fuera de horas y hambriento o al vegetariano que no podía comer un segundo de carne. Ahora es un plato olvidado o solo porque es sinónimo de comida de baratillo sino porque también tiene algunas objeciones por lo que hace al abuso del aceite. Recuerdo que mi experiencia campestre con los huevos fritos fue frústrate. Los curas de un colegio de una orden de la que nunca más se supo, -a la postre una secta católica[1]- nos llevaron a los alumnos de excursión. El director del centro vino con una cargamento de cientos de huevos para alimentarnos a todos y unos cuantos kilos de arroz blanco. Objetivo: arroz a la cubana, resultado: arroz crudo con huevos requemados y salados. Fue una gran lección. En aquel cole estuve cinco años pero nada me enseñó tanto como ese encuentro con el arroz duro clavándose en las encías y tragado como arenisca y unos huevos que hacían crec crec al masticarlos por el lado de la yema ennegrecida y la bola de la yema tan compacta que hubiera servido de iniciación al golf. Todavía recuerdo el mal gusto de la comida que por supuesto tuvimos que comer bajo la vigilancia de un profesorado malévolo y sádico gozando de cómo críos de menos de 10 años teníamos que aguantar su fechoría. Y es que los actos culinarios pueden ser las más excelsas propuestas de creatividad o por el contrario los viajes alquímicos a la sublimidad y a los placeres del paladar.
Contra las viejas costumbres de esperar a que el aceite estuviera hirviendo o humeante yo me acostumbre a echar el huevo en la sartén uso segundos después de ponerla a calentar, es decir con el aceite frío. Tuve que discutirme con madres y suegras para demostrar in situ que era posible hacerlo de esa manera por una ley química obvia, la de la o mezcla de los dos elementos. Por obra y gracia del calor la clara traslucida se va trasformado en blanco y la yema se va revistiendo de una patina. Esta yema puede ser más o menos hecha vertiendo encima con una cuchara el aceite caliente. El huevo frito resultante puede ser presentado con la yema semicruda lo que permite ser chupada con el migajón del pan. Ese gesto, universalmente conocido, el de chupar la miga del pan en el huevo, es lo que da categoría al comensal de su primitivismo subsistencial en el que no hay intermediario entre los dedos y el alimento, desmarcándose de los gestos finolis de otras clases sociales. Tiene concomitancia con el uso del pan chupado en otras salsas pero hay una diferencia crucial, el que hunde el pan en la yema experimenta un sentimiento de la penetración de una virgen, el descubrimiento de una estrella no apuntada en el planetarium y el sabor que retrotrae a la infancia. Sí, es un acto de regresión ¿y qué?
El huevo frito es uno de los primeros actos alquímicos dada la completa transformación de los elementos en un máximo de brevedad que demuestra que todo es posible. Contra la objeción al exceso de lípidos, se puede hacer con un mínimo de aceite y con una tapa para evitar la evaporación (por cierto el huevo frito también se puede hacer hervido, que no estrellado, con una capa de agua). Con la sal no hay que pasarse nunca, tres microgranos sobre la yema bastan. En cuanto a las patatas fritas hay que hacerlas con amor, como todo, aquí sí que hay que esperar que el aceite este más caliente para echarlas. Una vez de tarde en tarde, 3 o 4 veces al año por indicar una frecuencia no problemática, reactivaran la memoria celular y estomacal de ese placer un tanto marginado por la industria de los comestibles envasados que por cierto nunca ha logrado emular una exquisitez de este tipo. No se entiende que en una cultura mediterránea hayan triunfado las heladerías, las churrerías, los frankfurts, los panini y las pizzerías y en cambio no las expenderías de huevos fritos y tortillas pero si hemos sobrevivido sin ellas hasta ahora lo seguiremos haciendo. En las cocinas domésticas se cuecen las verdades. ¡qué ningún hombre desde sus primeras edades en las que le despunten hormonas y otras cosas, se quede sin aprender este plato! ¡Que ninguna mujer le pueda increpar nunca que no sepa hacerlo lanzándole el mensaje subliminal de que no saber prepararse un par de huevos fritos es tanto como no tener huevos para otros enfrentamientos biográficos!
En una época en que se ofrecen cursos para todo se echa a faltar que en los centros y ateneos culturales no se propongan clases de cocina de lo básico para hombres no del todo emancipados y culinario-dependientes que sufren de una severa disociación entre sus exigencias de paladar y su incapacidad en prepararse la comida. Al sentido del gusto y los placeres que proporciona cabe añadir el sentido de la creatividad y el placer que procura guisar lo que se desea.

[1] Me refiero al Colegio Cristro Rey de Cerdanyola. ¿Con este nombre qué se podia esperar?

Monday, March 09, 2009

El correo voluntariamente desprivatizado

El correo unipersonal desprivatizado.
La carta personal admite una comparación al poema que también ha sido escrito por y para una persona o ha sido inspirado por ella. Ambos registros expresivos acarrean con una dosis de personalización pero que manejan contenidos universales cuando sus contenidos no se limita a una detallesca superficial que solo compete a dos sino que tienen u valor objetivable para la literatura, para la historia de las letras y de las ideas. Si la poesía y las epístolas y diarismos inicialmente escritos en términos personales pasaron al campo de la publicación y tuvieron consumos extendidos por lectores y latitudes distantes, no veo porque al escribirla desde el primer momento no tenga porque contarse con esta hipótesis. Tal vez todo poema y carta privada en manos de un autor ya piense en esa perspectiva desde el momento en que es escrita. Puede ser guardada por décadas en el encierro de la privacía y llegado el momento catapultarla a alguna parte. No me gustaría dejar este mundo sin plataformar la publicación de todo lo que escrito incluyendo toda mi poesía y todas mis letras epistolarias sin excepción. No sé cuando voy a poder hacer eso y ni siquiera si voy a poder hacerlo en toda su integridad pero en todo caso lo que conservo o sigo conservando puede tener esa proyección tato más justificada cuando no todos los textos de estos dos tipos de géneros tuvieron la resonancia que había esperado en aquellos para quienes fuera escritos. La clave de esa resolución me la dieron destinatarios que no aceptaron serlo o se descartaron como corresponsales despreciando la consideración de mi discurso. De todos los rechazos recibidos la negación a ser leída o escuchada la palabra propia entiendo que es de los peores. El otro blindado prefiere quedarse con la idea a priori que tiene y hace un cierre absoluto con el diálogo, con el logos, con el intercambio, con la argumentística. Eso que en principio es un revés considerable ayudaba a una experiencia añadida no prevista: la de tomar una conducta ajena irreconciliable como un pretexto para escribir sobre ella a pesar de ella para usufructo de otros. No creo que sean pocas las cartas, poemas y canciones que no habiendo encontrado impacto en los destinatarios para los que fueron creadas (incluso sin que se hayan enterado de su existencia o la hayan buscado) pasaron a ser importantes contribuciones a la historia del pensamiento. A veces se escribe por y para personas ausentes, incluso muertas. Se escriben sabiendo que jamás van a ser leídas por sus destinatarios porque están muertos o en paradero desconocido. Aun así la descarga proyectiva que se experimenta haciéndolo está por encima del hecho circunstancial de su recibo. Otras veces se escribe y no se entrega lo escrito a la persona que ha inspirado esa reacción elaborativa por tener la convicción de que no va a ser leído, entendido o aceptado generando un impacto adverso en la relación que complicará más las cosas. He oído decir de personas amigas que según qué cosas no hay que escribirlas, tampoco decirlas, nunca. Que no quede ninguna prueba no sea que se pongan al descubierto actos a los que uno no quiere ser vinculado por los conocidos o la parentela. ¿Acaso hay alguien que no tenga cosas de su vida y de sus universos que esconder?
El pudor y una noción de decencia se mezclan con el secretismo, el sentido de la reserva y el temor a ser averiguado por los demás. Las cartas personales son para personas concretas mientras que los artículos son para divulgación pública. Cada cosa en su lugar pero no hay definición categórica tan estrecha que no venga permitiendo la viabilidad de otras posibilidades distintas para lo que algo ha sido escrito. No siempre las catas fueron para temas de lo personal. J.C.Friedrich Schiller escribió su ensayo Cartas sobre la Educación estética del hombre en forma de cartas unilaterales que fueron dirigidas al príncipe von Holstein-Augusteburg, aunque posteriormente publicaría en forma de libro. No tienen nada de información personal, son una vasta elaboración filosófica pero el destinatario pudo ser un pretexto ocasional para escribirlas antes de darle forma de libro para su publicación.
Lo que hace un objeto de valor objetivo un documento privado como es una carta es el contenido que tenga en relación a la interpretación de temas de interés general. La historiografía se basa en ellas para estudiar otras versiones coyunturalistas paralelas pero al margen de los textos públicos. Al escribir a una persona se escribe para ella y solo para ella, al menos en una primera interpretación pero no se puede descartar que se escriba para otras lecturas póstumas o para otros destinatarios. Es difícil que un/a escritor/a no tenga en cuenta la potencialidad difusiva de todo lo que escriba incluyendo sus diarios y sus cartas. Desde el momento en que sabe esto queda marcado por dos influencias: escribir pesado que un día u otro será leído por otros que no son el destinatario y escribirle con un cierto auto condicionamiento pensando en su publicación posterior. Las dos presunciones hacen del texto algo distinto a si no hubieran sido tenido en cuenta. Seguramente será más esmeradas y, dependiendo, del pudor de cada cual serán más o menos intimistas.
En el correo epistolario el otro no deja de ser un pretexto para la elaboración. Hay corresponsales que inspiran a la escritura y otros no. Esa función inductora no tiene porque saberla quien induce. La literatura es un plato dulce que invita a la degustación. Quien más placer saca es quien la saborea. La relación es la misma entre autoría y personaje. Un personaje inventado nunca jamás sabe que existe pero el autor puede dotarlo de inteligencia supuesta para que reflexione sobre sus atribuciones imaginarias.
Un atrevimiento importante y toda una transgresión en el campo de la confidencialidad seria/será los espacios en los que publicar cartas personales siempre que eso cuente con la autorización de ambas partes. Antiguamente dar orden de contención de las cartas escritas a una realidad postmortem indicaba un cierto pudor que la época actual podrá remediar más elegantemente.
Los dosieres de cartas adecuadamente presentados e introducidos pueden constituir documentos de época y formidables ventanas al análisis psico-cultural.

La taxa ecològica

La proposta ecologista de convertir les bosses de plàstic gratuïtes en bosses de pagament per intentar reduir amb aquesta mesura el seu volum troba la seva resistència. El recordatori ecologista fa de supraconsciència social que posa en evidència les negligències ciutadanes i col·loca el contrapunt per suggerir altres formes de consum. No es pot fer el debat d’ un us específic com el de les bosses per carregar la compra i que de pas publiciten l’ establiment on s’ ha aconseguit sense lligar-lo al conjunt de consums encadenat de la vida ràpida que funda la seva comoditat en una quota no despreciable de pèrdues. Des que es va abandonar l’ època en que es feia servir el cistell, la bossa de tela per portar el pa, la lletera per portar els petricons de llet i els envasos retornables es va anar consolidant una conducta mimètica de despeses creixents. Els consums tan massificats perjudicaven al volum de negoci amb els vells costums i es van trobar fórmules mes ràpides i aparentment més adients per la societat moderna. Des de la iniciativa privada dels mateixos magatzems s’ han fet temptatives per reduir l’ us de les bosses de plàstic proposant bosses més duradores de nylon o tela de cotó cru. Ara ho esta fent Carrefour i Lidl a mig i 1 euro. No sembla que enraigui el consum d'anar a comprar portant la pròpia bossa i quan es porta el carret de compra tampoc es renúncia a les bosses de plàstic. El material més comú de fabricació d’ aquestes és el polietilè i diverses empreses es dediquen al seu reciclatge. L’ us del plàstic despreciable no seria un problema ta ecològic com estètic si es tira al carrer i es deixa que el vent les faci ballar a una bada i a un altra. Barris sencers de Niamey tenen un aspecte deplorable a causa d’ això. Passa a molts altres llocs d' Àfrica. El problema ecològic estrictament ve donat quan no es fa separació de deixalles i es barreja el plàstic amb l’ orgànic. Anys desprès d’ haver fet compost casolà, amb el plàstic que s’ ha colat per negligència aquest continua com el primer dia. També hi ha un segon problema e el seu ús al malbaratar matèria prima en la seva fabricació quan perfectament és substituïble per la bossa de compra. Només cal tenir el costum de guardar-ne unes quantes amb prou capacitat a una de les butxaques de seient del cotxe o a un calaix de la cuina. Les bosses de plàstic deixen espais públics realment fastigosos, però segurament no és el plàstic més problemàtic el de les bosses encara que sigui el més lleig. La densitat i pes d’ altres plàstics que fan d’ envoltoris de productes alimentaris però també de tot altres tipus com articles de ferreteria potser genera un volum més considerable. Hi ha dues línies educatives: una la de minimitzar les bosses de plàstic tot potenciant les de tela o de nylon (les de paper, molt usades als USA comparativament son mes cares). Posar un preu a les bosses fis ara gratuïtes no seria una opció realment alterativa sinó aplicar un vell costum de pujar els preus d’ aquells consums pel fort increment en impostos que son tan per enriquir a l’ estat com per fer front des de les administracions dels impactes nefasts que produeixen el seu us. Es així que un percentatge alt del pvp d’hidrocarburs, tabac o alcohol se l’ endu l’ estat. Això sempre ha creat molta indisposició i critica però per altra banda, part d’aquests diners també s’ ha emprat per fer campanya en contra de la velocitat, la nicotina o l’ alcoholisme, a part de per pagar les instal·lacions hospitalàries per tractar a accidentats, addictes i malalts. La proposta de fer pagar una taxa per les bosses és completament ridícula si no va lligada a un programa de criteris de pre-ciclatge (els de fer la compra intel·ligent pensat amb el detritus que generarà cada objecte) però no es res ou si ho comparem a altres taxes ecològiques que tracten de preservar l’ impacte ambiental i fan pagar en funció del càlcul demostrat i no sols estimat d’ aquest impacte.
El plàstic no seria ta terrible si la fos útil durant la seva vida d’ us i quan tingués que ser eliminat ho fora en el procés adequat, des del contenidor on tirar-lo, Això es pot dir de totes les altres coses: les xatarres, els cartrons i el vidre. Es clar que tot això ha generat un nou tipus d’ indústria i uns treballs extres. El que s’ estalvia el consumidor modern e comparació a l’històric que anava amunt i avall amb l’ envàs per recarregar-lo o substituir-lo per la compra d’ un de nou, no li treu d’ anar amunt i avall amb les seves deixalles a la cerca del contenidor adient. S’ han de revisar els hàbits aparents que facil.liten la compra però no la vida. En la mida en que el planeta és un inventari de béns limitats i recursos a protegir les taxes sota l’ etiqueta d’ ecològiques tendiran a créixer. Tenir que pagar un euro per bosses de plàstic, del tipus de les que ara són gratuïtes, segurament s' extingiria a curt termini l’ hàbit del seu us, i la seva fabricació per aquesta funció a mig termini. Es clar que no sempre es porten bosses al damunt i a vegades cal comprar quelcom d’ urgència o s' aprofita fer-ho mentre s' ha fet un desplaçament o una passejada a peu. Seria un atracament a mà armada fer pagar tan per un plàstic que pesa pocs grams com pel que embolcallessin. Les mides antirobatori dels gras magatzems ha portar plastificar amb plàstics durs tot el que poden això és clar encareix el preu del producte. Toca interpretar el plàstic de bossa i el d’ emvoltori com un símptoma de la modernitat: una barreja de velocitat personal amb desídia i ignorància de la contribució passiva que des de la poca atenció es fa en contra de l’ entorn.
Teòricament les bosses de plàstic que s’ ha fet servir per una compra es reutilitza una segona vegada com a bosses de deixalles pels plàstics, llaunes i tetrabrics i punt. A qualsevol cuina hi ha moltes més bosses de plàstic acumulades que les necessàries per fer front a les seves necessitats. Cal dedicar un calaix expressament per elles o una bossa que les contingui apretades. És un maldecap extra que es pot estalviar tornar a l’ us de la bossa de compra de material durador. No es un detall insignificant en aquesta societat de l’ abundància on les coses es deprecien abans de ser amortitzades i es va a corre-cuita a comprar coses de trinca abans de fer servir les coses velles fins al final.

Tuesday, February 17, 2009

La mujer desnuda y el hombre no-reactivo

La sexualidad es una actividad natural presente de una manea no tan discontinua en las actividades existenciales de todas las formas animales de vida. Está vinculado a sus órganos de reproducción y al hecho de la perpetuación de cada especie. La humana es la única que ha conseguido parcialmente desvincularla de sus consecuencias reproductivas. Para eso ha tenido que liberarse de las ideologías religiosas o políticas de su control dando trato a las mujeres como parteras de fuerza de trabajo potencial para el estado. Todavía quedan secuelas de las antiguas influencias y hay quien aún ve en el sexo únicamente un recurso para servir a la iglesia o al poder no permitiéndose ningún gozo en su práctica.
En el campo de las relaciones heterosexuales el hombre testosterónico es considerado como un individuo que sigue a su pene ante la estimulación sensual. Existe una creencia generalizada que asigna a los varones mayores necesidades sexuales que a las mujeres. Eso ha llevado a suponer roles de actividad-pasividad tácitamente consensuados. Los unos están por la propuesta, la conquista, la iniciativa, la persistencia; las otras, por la reserva, la espera, la receptividad, la conclusión. En general los hombres proponen pero las mujeres deciden, los hombres siempre están a punto pero las mujeres no lo están tanto. Los hombres son evidentes las mujeres son sutiles.
Hay detrás una larga tradición de psicología relacional entre los unos y los otros con funciones sociales perfectamente definidas y con actitudes personales inherentes. Décadas de feminismo y nuevas legislaciones en la igualdad de derechos a los dos sexos no han cambiado la intrínseca disposición psicológica de los roles. Del hombre, se diga lo que se diga, se espera de él la fuerza, la protección, la dirección. En la literatura de las dictaduras es el cabeza de familia, el jefe de estado en miniatura que se encarga de las decisiones más importantes. También es el que tradicionalmente aportaba más dinero a casa, más fuerza física y más control de la situación.
En la intimidad es quien se supone que siempre está dispuesto para el juego amoroso y para descargar su eyaculación en el cuerpo de su pareja. En la escena pública es el que se le supone que cumple con su rol asignado como protector de su familia y como buen compañero de cama y buen amante de las situaciones que le surjan. Durante siglos el hombre no ha podido hacer otra cosa que actuar de acuerdo con las previsiones para las situaciones de intimidad. Es alguien que no le es dado el derecho a decir no. El no deseo en él es siempre sospechoso de disfuncionalidad. El no deseo en el cuerpo femenino se acoge a la tolerancia, a la discreción y a los tabúes de las épocas. En innumerables situaciones de intimidad una mujer puede desconectarse en mitad de una copulación porque su mente la inhibe y el hombre tiene que calmarse y encajar aquella falta de acoplamiento. En otras situaciones en las que es un hombre el que pierde el deseo durante el proceso de excitación será tratado con alguna clase de dureza. Por lo general, la incomprensión ante la inhibición ajena ya es una forma solapada de castigo.
La cultura de oferta masiva pivota en torno a la frivolidad y a una interpretación dominante de las formas lúdicas que pasa por el consumo de lo sexual en todas sus variedades: las visuales, en las pantallas o escenarios, las tangibles: desde las light en zonas de flirt como las discotecas a las más compenetradas con las consumaciones de conquistas inequívocas. Se esperan los días y se va a los espacios netamente lúdicos con la idea presunta de ligar o de relacionarse en la intimidad. Un fin de semana sin relaciones sexuales puede ser tomado como un fracaso. Salir y no llevar a alguien o ser llevado por alguien a lo que será denominado el séptimo cielo, vía copulativa, podrá ser tomado como un fracaso. Los juegos de los placeres: desde las bebidas, las comidas, los petas y la coca esnifada –si lo son- hasta los paseos, los bailes, pasando por las conversaciones; esperan instintivamente sus coronaciones en la actividad sexual. Una buena parte de lo otro es un preparatorio dentro de una misma velada para ésta. De hecho lo explícitamente sexual se puede estar dando en el proceso previo, mientras se está en el cinematógrafo o en el teatro con una mano explorando los genitales de la amiga de al lado o durante el baile con una proximidad ínter corporal y unas manos en movimiento que no dejan equívocos. Aunque eso está latente y forma parte de las verdades en las relaciones humanas expresar netamente el deseo no siempre tiene buen recibo.
–notarías que el otro día te deseé mientras bailábamos –se me ocurrió decirle una vez a una chica sexy-
No, no noté nada –dijo ella no dándose por enterada de la evidencia de mi bulto bajo los pantalones y de su dureza apretada contra su pubis mientras nos movíamos en una pista de baile. ¿Falta de sensibilidad corporal de la chica o falta de sensibilidad comunicativa ante una declaración en estos términos?
A veces el deseo se deja en el lugar de que es pre-supuesto pero que no se confiesa ni se deja que sea declarado. Las palabras siguen asustando en muchas situaciones aunque su valor erotizante sea indiscutible. Hablar del deseo puede ser una forma de conseguir parte del placer de lo que pretende. Hablarlo también pasa por una auto revisión de las tendencias de sujeto que no tienen porque estar autorizadas por su ética personal ni piden permiso a su voluntad. El deseo puede expresarse ante alguien que éticamente sea deplorable o que la voluntad rechaza como persona. Esto hace pensar en el cuerpo-mente de un humano en conflicto consigo mismo, con distintos registros de actividad y de proyecciones.
Si bien el deseo expresado puede ser castrado (ignorarlo es una forma atenuada de castración) y los juegos de seducción han de irlo dosificando según los protocolos culturales, cuando el deseo no surge la falta de iniciativa que supone es cuestionada por la otra parte. Cuando el rol masculino inhibe su iniciativa o en particular no está a la altura de lo esperado el castigo desautorizándolo no tarda en salir. Al hombre como al solado se le supone que siempre ha de estar a punto, dispuesto para que funcionen sus vasos comunicantes internos, para el flujo de sangre suficiente hasta su pene y para la actividad propia de la acción sexual. Ha de ser una máquina poderosa a favor de la especie y de sus necesidades reproductivas aunque la pretensión no vaya más allá del goce corporal y de los orgasmos. Cuando un hombre no reacciona ante el cuerpo femenino desnudo toda esa teoría se viene abajo y surgen las sospechas. Mientras la mujer no reactiva puede ocultar su frigidez transitoria o estructural de muchas maneras, el hombre no reactivo tiene que rendirse a la evidencia de su impotencia. No importa que su pene sea de un tamaño u otro, su flacidez impedirá la compenetración. Esa pequeña parte de él concentrará toda su falta de energía del momento y lo pondrá en evidencia. Se demostrará como un impotente y ese calificativo pasará a formar parte de sus verdades. Los chistes correrán a su costa y la escena será material de comidillas. Posiblemente esa escena lo podría hundir si su culturización es tal que cae en la trampa de la ecuación siguiente: placer = copula o de esta otra sexo = potencia. El placer no empieza ni termina en lo sexual y el placer netamente sexual no empieza ni termina en el coito. Todo lo que le hace de contexto también forma parte de la excitación y de la resolución excitatoria. El pene contiene y mantiene tanta más sangre cuanto mas deseable es el cuerpo fémino en todas sus partes si completan, cuando lo completan, el parámetro de excitación. Su desnudez y su disposición no son suficientes para el acto sexual cuando el pretendiente necesita mayor estimulación o cuando las partes estimulantes de lo que percibe quedan reducidas por las partes que lo enfrían. En esencia el cuerpo reactivo es el resultado de una operación que hace el inconsciente. En un mecanismo difícil de contener el cuerpo reacciona sensorialmente ante las caricias externas o ante la estimulación perceptiva. Con la edad se van aprendiendo los protocolos que educan esa respuesta. Y con el principio de la senilidad hay una pérdida del deseo o dicho de otra manera: lo que antes resultaba deseable deja de serlo. Para la actividad erótica concurren otros factores además del parámetro estimulativo. Se puede estar no especialmente invitado al ejercicio sexual ante un objeto seductivo. Depende de la conexión entre ambas realidades subjetivas que va más allá de lo puramente corporal. Es así que se pueden compartir situaciones de alta sensualidad sin que haya erogenización o que ésta se reconduzca para otros momentos.
El hombre reactivo, entiéndase el hombre con el pene erecto y con los gestos propios del amador, ante la mujer desnuda que se le entrega es una escena que responde más a un mecanismo de funcionamiento inconsciente que a una deliberación. De hecho el cuerpo puede decidir hacer algo que la mente no autoriza y el sujeto se debate entre el placer y su deseo de una parte y la conveniencia o no de compartirlo con quien está compartiéndolo. Esta división de planteamientos es una constante clásica.
La figura femenina que rehúye o se resiste ante la invitación sexual masculina o decir interrumpir una relación a la mitad de su ejercicio o que no entra en ella tiene mejor cartel que la del hombre que hace otro tanto. Ante la mujer puntualmente deslibidinizada al hombre le toca poner la comprensión y tranquilizarse, ante el hombre puntualmente deslibidinizado la mujer puede tener serias dudas sobre su propio valor excitante. Posiblemente reaccionará con el enfado cuando no con un sentimiento de herida en su narcisismo femenino. Sin embargo, en el protocolo sexual entre un hombre y una mujer, y a todas las edades es una escena ya clásica, la de ella, siendo comprensiva con el gatillazo de él, el cual puede haber sido víctima de sus preocupaciones. Son situaciones en las que el inconsciente puede jugar una mala pasada al cuerpo. Lo mismo que si de un actor se tratara que durante una representación tuviera un lapsus de olvido de su papel. No es que no lo tenga aprendido o no lo sepa, sólo en ese momento le falla la memoria. También en determinados momentos falla el cuerpo o falla más concretamente el pene y el resto de la situación queda atravesada y desmontada por este hecho. Hay recursos para remontarlo. El sexo oral o táctil puede intentar remediar la situación e incluso disimularla sin que la partner se entere pero cuando la excitación también desmovilizan la lengua y los deseos el estado de la cuestión es la de un cuerpo globalmente bloqueado. Los prolegómenos anteriores a una relación de cortejo: durante el baile, el paseo o la cena ya dan indicios suficientes de si el encuentro puede ser totalmente sintónico o no. Aceptar la invitación de terminar la velada en la misma cama para hacer el amor (no para ver la tele o dormir o seguir la conversación) cuando no se está completamente seguro del propio cuerpo porque tampoco se está seguro de quien te invita es, posiblemente, meterse en una coyuntura que puede resultar complicada. Lo único que va a salvar la situación es tratar de naturalizar cualquier pérdida de rol. Por otra parte ir con un rol supuesto o injertado por encima de la realidad personal va en contra de la libertad de sujeto que la supedita a lo esperable sociológicamente de él o ella. No hay que ir con apriorismos a las citas y todo guión previo para ellas por excitante que pueda ser puede muy bien chocar con los límites que impone la realidad. No se trata de pasar nunca por lo que no se es, aunque la pureza de ese criterio choca contra las necesidades adaptativas a la situación y al otro como su figura central. No todas las adaptaciones son posibles ni correctas. La teoría del dandismo de Charles Baudelaire, según Eroditi, le exigía que como dandy horrorizase a la mujer que deseaba dominar, o a eso apuntarían sus escándalos como pederasta insinuante ante sus amigas, el día que se sintiera desamparado por el casamiento de su madre en segundas nupcias. La teoría de la seducción según no pocos es la de aparentar una fuerza o una potencia para toda situación y momento. El hombre que se enorgullece de que siempre tiene el deseo a punto y que no repara en quien, es una especie de máquina incondicional de follar. Algo insostenible para cualquier otro campo de actividad humana. Raramente el lector lo lee todo (hay campos en los que no entrar), el deportista hace todos los deportes, o el gourmet acepta todas las viandas. La capacidad de selección forma parte de las propiedades distintivas del ser humano. Esto también se extiende a los compañeros y compañeras de juegos sensuales. Otro asunto es que el repertorio escaso de contactos interactivos de intimidad con los demás le haga creer en el falso espejismo de que todo otro es deseable. Basta mirar a los ojos y a los cuerpos de los demás en un espacio público heterogéneo para advertir que el porcentaje de cuerpos mirados con mirada de deseos puede tender a bajo.

La prostitución rehabilitada

La cultura de las buenas costumbres y moral impecable se consolida tras unas cuantas ideas férreas por lo que hace al manejo de la sexualidad. La masturbación está mal vista, el incesto es tabú, la homosexualidad es penalizada, la iniciación sexual antes de cierta edad es considerada pederastia y, por si fuera poco, hablar de lo sexual no está siempre bien visto, aunque la circulación de los chistes verdes sea intensa y la pornografía no deje de ser una industria pujante. Quienes se profesionalizan en ella como medio de vida son personas mal vistas por el resto de la sociedad. A menudo las mujeres se han encontrado con la tesitura de no tener más que su cuerpo que ofrecer para sobrevivir. Hay toda una cultura de la mujer que se presta a proporcionar placeres a sus solicitantes, generalmente masculinos. Se ha dicho de la prostitución que es el oficio más antiguo de la historia, lo que sí resulta fácil de demostrar es que una actividad que no necesita productos extra para ser practicada. El cuerpo en si mismo puede ser objeto de deseo. No necesita i siquiera ser exhibido para que haya un deseante que lo quiera para el placer. El mudo de la prostitución ha sido retratado y sigue siéndolo por todos los ángulos posibles. El lenguaje lesivo no para de prodigarse con palabras que lo evocan tan pronto alguien, en particular las mujeres, salen de las costumbres establecidas. Incluso en las discusiones entre parejas jóvenes por desavenencias convivenciales o porque ella tiene otras relaciones fuera del estrecho marco del dueto se pasa rápido al uso de la palabra puta, como uno de los insultos más graves. Otro de los peores insultos para definir las malas artes en la actuación de alguien es que hace putadas o hijoputadas, como si todos los hijos de las prostitutas tuvieran que ser mala gente, o todas las actividades de las putas fueran malintencionadas. No dudo que los submundos y marginación en el que se ha solido mover tal profesión ha ido vinculado a tratos conflictivos, a traiciones abiertas, a faltas de palabras dadas o a robos. (Clienteé una sola vez con una prostituta en Asunción. Mientras me estaba felando trató de sacar los billetes de mi cartera). Habría que hilar muy fino y hacer estudios comparativos para comprobar si los códigos de las putas son menos éticos que los códigos de otras profesiones. Recuerdo que al principio de reflexionar sobre la prostitución como una casi constante antropológica una de las primeras evidencias es que uno de sus atributos principales (el de ofrecer el cuerpo y la intimidad sexual a cambio de dinero) no esta/ba tan lejos de otras profesiones asalariadas, en las que el empleado ofrece su tiempo para una actividad mandada a cambio de dinero. Si examináramos este punto al detall es posible que otros oficios que pasan por socialmente correctos sean más innobles que el de prostituirse.

La prostitución ha sido ligada a la excrecencia social, a lo peor, a la chusma, a los inadaptados, a los viciosos, a los enfermos del alma, a, los solitarios, a los faltos de todo, a las áreas exclusas sin embargo hay una prostitución histórico que estuvo ligada a los templos, a la sexualidad sagrada y algunos códigos enviaban a todas las mujeres a hacer el amor con desconocidos. De la prostitución hay muy mala prensa por lso focos de contaminación que supone y sobre todo por una relación exclusivamente mercantil con alguien accediendo a sus secretos corpóreos para beneficiarse de ellos y punto.

Desde la posición practicante muchas mujeres que hacen este trabajo y que así lo entienden sin alcanzar ninguna clase de sentimentalidad con quien es se toca el problema mayor no es el de la pluralidad de la que participan sino la falta de placer que acarrean. De una prostituta la menor discusión que le haría es si se relaciona con miles de clientes a lo largo de su vida profesional, si no si eso lo hace sin experimentar ningún placer por su parte y su único móvil es el dinero. Pero esa misma discusión se la haría a cualquier otro profesional que hace su oficio por supervivencia y no por identificación o gusto. Hay problemas propios del oficio, aguantar una clientela insoportable o maloliente o violenta. No pocas veces las putas son las víctimas propiciatorias de clientes tarados que descargan en ellas lo que no se atreven a hacer con otras personas de su ambiente. Los perfiles de la clientela proporcionan distintas clases de sujetos faltos de lo que buscan o lo que piden. Una prostituta presta el escenario ideal para juegos fantásticos que la gente más corriente viene imaginando pero no se atreve a plantear nunca. Hay quien se ha iniciado a la vida sexual adulta (entendida como completa, con copulaciones) con prostitutas. Una prostituta es/sería por su condición de profesional del sexo la experta para conocerlo y practicarlo todo. No es así. Una vez sondeé por teléfono algunos anuncios de prostitutas solicitado expresamente la copula anal, algunas me contestaron con cajas destempladas considerando que esto era guarradas. La escena tópica de u cliente que sigue a una puta con la que ha hecho un acuerdo en la calle para ir a una habitación suele ser una escena tópica pero equívoca. Por lo general se pacta la copula vaginal y punto. Todo lo demás: la felatio, los besos, el encuentro anual ni siquiera es mencionado. No deja de ser una curiosidad. Donde debería tener más interés la profesión prostituta (tanto de las mujeres como de los hombres) es la de poder acceder a unas experiencias que la relación habitual con la partner o en casa ni siquiera puede ser expresada o ha sido cortada de llano. De la prostitución todavía hay muchos tabúes. La diferencia entre una mujer liberal que acepta irse a la cama con más de un hombre y con más de diez o de cien y tiene relaciones en paralelo con una puta es que esta cobraría por esa clase de citas. Desde el punto de vista del placer concreto ambas pueden conseguirlo por un igual, solo que una además lo factura. No creo que haya que pagar por practicar la sexualidad ya que es un intercambio de placeres y un encuentro con las intimidades mutuas. Por la misma razón que el cliente de una puta le paga esta debería pagarle a él. Lo que justifica que no sea asi es que ella le hace un servicio que a él le costará conseguir con otras mujeres. La prostitución como todo pasa por una ley simple de oferta y demanda.

El universo del deseo es muy sutil y aunque mucha gente busca esa cita íntima en la dimensión orgasmática se actúa como si siempre se prescindiera de eso. No es tan terrible tener que acudir a un barrio de prostitutas o a sus anuncios por periódico para conseguir los placeres que las relaciones habituales no proporcionan. El fenómeno de la prostitución es doblemente indicativo, tanto e el punto antes mencionado de quien recurre a ella como una manera extrema de conseguir dinero en situaciones que o hay o no se acepta desempeñar otros trabajos, como que existe porque la prostituta da lo que no da la novia remilgada. De una prostituta no le discutiría tanto serlo como no gozar con lo que hace. Al fin y al cabo su trabajo puede ser reconceptuado como terapeuta sexual. Hay una falsa idea de la vida oscura, dramática y amarga de ellas. Hay categorías, hay una prostitución de lujo que no se auto flagela culpabilizándose por lo que hace. Hay mujeres con muchos contactos copulativos en su vida y que toman distancia de todo ello sin vivirlo como drama ni como gran error biográfico. En su haber está el saber que han proporcionado miles de horas de placer a desconocidos a cambio de dinero sí pero también a cambio de su propia experiencia de lo que es el mundo de los demás.

Cualquiera que utilice la palabra puta para desacreditar a alguien no tendría el menor sentido que aplicarle cualquier otra palabra de cualquier otro oficio. Mientras la sociedad sea la que es la prostitución continuará existiendo. Mientras la cultura represiva demore la incorporación a la sexualidad adulta a tata gente la imaginación llevará a buscar los placeres donde sea. Mientras la sexualidad de pareja sea incompleta los partners tenderán a buscarla fuera de ella.

Los modelos sociales actuales con todo su canto al hedonismo no pienso que hayan superado formas antiguas de placeres avanzados donde las bacanales y las orgias de grupo permitían situaciones que actualmente apenas si van más allá del campo imaginario. Una sociedad progresista y liberal asumiría las necesidades de todos sus miembros no limitándolas a saciar el hambre, asegurar el techo o la escolarización, también enfrentaría las necesidades sexuales. No poca gente llega al crimen por no tenerlas resueltas. Detrás de la mortandad doméstica escalofriante, las violaciones callejeras están una absoluta falta de educación y de praxis sexual. Imaginemos por un momento la traspolación de un ejercicio antiguo: el de la prostitución sagrada en el templo readaptada como prostitución cívica en las que hombres y mujeres rotatoriamente asumieran un servicio público supervisado por la gestión de gobierno de una localidad a la que acudir para compañías eróticas puntuales. Esos substitutos de prostitutorios funcionando no por dinero sino a favor de la salud comunitaria podrían ser inscritos dentro de las políticas de prevención sanitaria. Periódicamente los ayuntamientos luchan por la eliminación de la prostitución reconociendo que ese es un fenómeno invencible por muchas redadas periódicas que hagan o muchos cercos en zonas que establezcan. En el fondo es una lucha perdida contra el derecho al placer. En los USA país de doble moral y de otros pliegos ridículos pueden detenerte por hacer el amor dentro de tu vehículo o por estar desudo dentro de él. La prostitución no solo no es eliminable sino que es un indicador de la desorganización social que necesita vías de escape a falta de una sexualidad colectiva más líbera.

El estatuto de la prostituta debería ser reconocido públicamente como el de una contributora al bienestar colectivo y lejos de criminalizarla se debería facilitar los espacios para su libre ejercicio. Lo mismo para los hombres que se prostituyen. En la actualidad la prostitución forma parte en la mayoría de casuísticas del submundo y la marginalidad. Hay una prostitución fina que no se distingue tanto por la cantidad de contactos como por su alto poder adquisitivo. Es el paquete de todo aquel submundo de macarras, traiciones, peleas y rivalidades territoriales lo que la degrada y afea quitándole su valor lúdico. Evidentemente no todo el mundo que llega a su ejercicio lo hace por libre voluntad. De hecho hay un mercado de prostitutas en el que se siguen chantajeando y explotado para que paguen deudas fraudulentas e impuestas, también familias que venden a sus hijas para condenarlas a esa atrocidad. No todas las prostituciones son iguales y hay culturas donde ha elaborado la exquisitez de algunas (las geishas) para demostrar que no era suficiente con prestar el cuerpo abierto al solicitante sino que era fundamental la compañía inteligente y culta.

Una curiosidad con la prostitución señalada negativamente es que no rescata su potencial de liberalidad y de pluralidad. La prostituta es la única persona que tiene dos o más relaciones solicitas que mantiene dos o más veces en paralelo sin que sus clientes entren en rivalidad entre ellos. En ese sentido ha conseguido/ consigue lo que en pocos escenarios de las relaciones humanas se consigue.

Thursday, February 12, 2009

Los qué-haceres


El impasse es una de las propiedades psicológicas de la crisis personal. Eso se traduce en un no saber por donde continúa la propia biografía. Toda la teoría del vacío se convierte en crisis de angustia y está en un estado de parálisis conductual cuando se trucan los haceres concretos que cumplían una función de placer o de supervivencia por la desidia, el no hacer o la confusión en su lugar. La verdad es que es difícil encontrar a alguien absolutamente negado al acto. La actividad es la otra gran propiedad de la vida. Vivir significa estar en acción. Algunos seres humanos se las arreglan para reducirla a la más pura nulidad y/o irrentabilidad. De todos modos, lo que uno no hace dese la volición, su cuerpo lo hace desde su sistema nervioso homeostático que a pesar de todas las dudas del consciente, lo mantiene respirando, con suficiente calor y energía para seguir representando su papel en el mundo, aunque sea un papel depresivo, autista o incluso catatónico.
Las personas se reparten mundialmente en sus quehaceres que es una forma de nombrar también los comportamientos. Hacer es actuar, lo que sea, donde y cuando sea. Hay dos clases de conductas: las libremente elegidas y las obligadas. Dentro de estas segundas, las hay que son biológicamente determinadas por razones subsistenciales y las hay que lo son socialmente impuestas por razones de servidumbre. La inmensa mayoría de quejas sociales vienen dadas por servidumbres indeseadas. Su alternativa es el trueque de la subordinación por el de sinergia o de cooperación. Alcanzar este tipo de vínculo requiere personalidades fuertes y decididas. En la vida hay gente que no responde nunca del todo a su pregunta de ¿Qué hacer? ¿Qué puedo hacer? circulando en torno a dudas y más dudas, en un escepticismo tan irrentable para sí mismo como para sus semejantes en general y sus vecinos. Claro que todo el mundo tiene derecho a sus periodos de crisis y vacilación antes de reencauzar su camino o encontrar cual es. Eso suena a místico pero aseguro que es algo absolutamente práctico y profano. Quien sepa qué hacer con sus días antes los disfrutará. Lo peor del vacío existencial no es su concepción filosóficamente a la que me adscribo fervientemente, sino su traducción en un tedio del no hacer permanente porque nada sirve de nada o el final de todo es el apocalipsis o la destrucción. Propongo tomar distancia de esta perspectiva de la fatalidad no porque no tenga su parte de razón sino porque no sirve para enfrentar la cotidianeidad desde el registro del placer.
Es cierto que todoas las cosas que se hacen, que hacemos, tienen el signo de su finitud antes de emprenderlas. Toda finalidad es finita, todo objetivo consigue unos resultados que desaparecen, todo hacer va a necesitar su rehacer. De acuerdo, todo esto es cierto pero la cita con la vida pide la inserción en un discurso continuamente repermanentizado y reactualizado. Un acto crucial no sirve para todos los actos posteriores que deben readaptarlo. No basta con comer una vez para siempre, tampoco hacer el amor una vez o escribir una sola vez. Se vuelve a todo: a los mismos platos, a las mismas compañías y cópulas, a los mismos temas.
La tesitura existencial humana tiene eso de trágico y de grande: hacer lo que sabe que va a perecer y qué el mismo como ser perecerá y a la vez tratar de hacerlo único o lo más perfecto posible. Vivir la vida desde una dinámica de quehaceres continuos, diarios, facilita más la vida que seguirla desde su total improvisación sin plantearse nada nuevo. Desde luego es tan lícita una opción como otra, ¡cuanta gente está vinculada a sus quehaceres diarios no porque les interese en lo más mínimo sino porque no se plantean una alternativa y su entorno les obliga a eso, o se creen obligados por su entorno a hacerlos!
El primer acto de libertad debe(ría) empezar por cada cual preguntándose sobre lo que quiere hacer con su vida y con sus días, que cosas está dispuesta a actuar y que otras no. En ese elemental ejercicio de hacer listas personales de sujeto descansaría toda una revolución del conocimiento y de la cultura, por supuesto de la economía y de la política. Cuanta más gente renunciara a poner en sus listas las actividades laborales y salariales que le disgustan mas se desmontaría en el tinglado de una sociedad basada en el comercio de lo innecesario y en la explotación salvaje de los recursos, incluidos los humanos. Se objetará que lo que le es permitido a una minoría como les enfants terribles de una sociedad (los artistas y los que se/nos apartan/mos de las demandas industriales y laborales dominantes) es posible en tanto que una mayoría de la población activa sigue aceptando pasar por el tubo haciendo sus trabajos ingratos o viviendo en barriadas masificadas. Es una impugnación demasiada rápida. Algo que no explica la economía (tampoco los ministerios del trabajo) es cómo es posible que el trabajo continúe siendo organizado de maneras tan ingratas y siga pautas de expolio y de indignidad en una era tecnológica en la que hay mas condiciones objetivas para el lujo y el goce de lo existente y menos necesidad de continuar reproduciendo y aumentando.
El futuro de la sociedad si es que tiene futuro es el de la vida artística. Dedicar la mayor parte del tiempo a la creación y el menor tiempo a las actividades de auto mantenimiento, producción energética y reacondicionamiento infraestructural. Lo que vale a escala de un individuo vale también para la escala social de cien o más millones de personas de un país. Ya es hora de que las personas se repersonalicen en sus deseos y abandonen sus despersonalizaciones como empleados ninguneados. La única revolución de masas pendiente es esa evolución de la mentalidad individuo a individuo renunciando a la ideología que le sojuzga y que reproducen como incautos sin darse cuenta.
Curiosamente la batalla victoriosa contra el trabajo asalariado no significa pasar de la actividad a la pereza sino de una actividad descalificadora o desalentadora a una actividad creativa. ¡Cuantos creantes se está perdiendo la historia porque dejaron de dibujar un día o dejaron de escribir o dejaron de pensar, porque alguien les dijo que no iban a vivir cómodamente con esa elección y que lo mejor era elegir un oficio seguro, con un contrato de por vida y una paga que les tapara las bocas y las ideas!
Hay muchos quehaceres que hacer. Cada cual tiene los suyos. Cuanto antes tarde en hacer su lista o en empezarlos más se demorará en terminarlos, esto aun seria secundario (todo el mundo muere sin terminar lo que quería hacer en su totalidad) pero al demorarse demorará también el recuentro consigo mismo y con los placeres del existir. Ejercicio de meditación: deja la agenda a un lado, no la consultes, deja tu mente en blanco y trata de sentir los deseos que te brotan de aquello que no has hecho. Enlístalos, cúmplelos a la primera oportunidad.
Imposible los deberes esperan. Los deberes es el nombre que se da a la actualidad a las facturas por pagar. En el círculo pantanoso el reo y el verdugo son la misma persona.
Los quehaceres del adulto no distintos a los del cabeza de familia acuciado por sus problemas de pagos y organización doméstica. No tienen nada que ver con los deberes de cuando era escolar que debía entregar al día en el colegio siguiente cumplimentados.
El único maestro exigente aquí es la conciencia del autodidacta no dispuesto a continuar haciendo el memo por cumplir con un rol que no eligió. En los quehaceres elegidos por uno mismo, el sujeto deviene soberano y autónomo, haciendo de su vida su gran proyecto y del mundo el escenario o el rumor de fondo y no al revés. Por esta vía cada sujeto podría devenir una estrella y dejar de ser una piedra satelizada en torno al foco gravitacional de una historia que le precedió. Tampoco hay que pensar que el estrellato pasa por las cámaras, antes bien tendrá a su debido momento su fugacidad lo mismo que la nebulosa en el espacio[1].
[1] Pedro Garcia Lario detectó la nebulosa a partir del finiquito de una estrella, con un comportamiento distinto al esperado. Orientaciones anomalas distintas.

Organización de despacho

El despacho -entiéndase también el estudio- es el lugar de trabajo de planning y también de dedicación intelectual. Puede ser el lugar de creación elaborativa o el de gestión. Sirve para recibir visitas y para prepararlas, el lugar donde se hacen y reciben llamada. E él suele haber como elementos indispensables una mesa y una butaca, desde hace un par de décadas al menos un ordenador, unas estanterías con archivadores físicos, dosieres, libros y memorándums. El despacho puede estar ubicado en el primer piso de una nave dentro de un polígono industrial, en un edificio de espacios alquilados para menesteres administrativos, puede estar en un apartamento utilizado exclusivamente para este menester o puede estar en una parte de la casa o de la propia vivienda. Ir al despacho es la denominación que se sigue empleando quienes su trabajo es de oficina desmarcándose de quienes ocupan los puestos de trabajo en la factoría o en el taller. Irónicamente hay quien ha llamado al bar habitual al que va a tomar copas o cervezas la oficina. He visto en alguna parte algún pub o bar de bebidas con este nombre. Quien trabaja en un despacho o se pasa al meso cinco días por semana encerrado bastantes horas por día en un uno puede contar las ventajas y los horrores del mismo. Los trabajadores de taller que bregan con máquinas ruidosas haciendo operaciones sucias no ocultaron algún tipo de desprecio a los empleados de cuello blanco que ocupaban las oficinas, estos tenían asientos aquellos trabajaban de pie, Los sindicalistas tenían problemas en diferenciar a que clase social pertenecían unos y a la que pertenecían otros. Cuando los obreros manuales ganaban lo mismo o más que los de oficias las dudas quedaron despejadas. Se decía que el trabajo influye en la conciencia social del empleado. Lo cierto es que en la época industrial sea cual sea el empleo que se tenga todos están concatenados dependiendo la eficacia mutua de los resultados de cada uno.
Pero el despacho es algo que también está fuera del orbe asalariado. En todos los sitios en los que he vivido siempre hubo un espacio dedicado a escritorio, a despacho o gaviete de trabajo donde leer, estudiar, escribir o realizar tareas relacionadas con la creación. Tener un espacio dedicado a estas funciones es importante pero tampoco es indispensable la ubicación física concreta. Cuando he estado de paso residiendo en un domicilio que no es el mío o que su superficie no permite tener una habitación-despacho, el salón puede permitir convertir una mesa en escritorio. Si la mesa es también la de la comida no quita ubicar la función de lo otro. He comido muchas veces en la mitad de una mesa que durante la mesa y después del ágape ha servido para el ordenador, las grabaciones, las lecturas o el despliegue de papeles. Lo ideal es tener un espacio para el trabajo intelectual pero de no tenerlo sigue siendo más importante tener claro el cumplimiento con la función pudiendo reciclar cualquier lugar para todo.
Es muy importante la organización de los recursos y de la inmediatez ambiental (la doméstica y la de despacho) ya que afecta directamente a la eficacia y a la rentabilidad de la energía. Es odioso ponerse a trabajar en algo, escribir un artículo o tratar de concentrarse en un retroelaborativo sin tener ordenados los papeles, el archivo o careciendo de lo elemental. La utilidad de un espacio viene dada por su organización. Cada detalle cuenta y en particular encontrar cada cosa en el momento en que se la necesita: desde una cita subrayada en un libro la nota de un email apuntada a la consulta de una noticia de un periódico o revista. Es distinta la configuración de un despacho dedicado a gestión a otro dedicado a creación elaborativa. La mayoría de los despachos se vertebra e toro a las tareas digestión y planificación. De ello se desprende órdenes y directivas que se transmite a través del teléfono, el fax o las personas que desfilan por él. Un despacho en el que escribir es substancialmente distinto. La mesa se puede llenar de libros y apuntes en lugar de pósits de citas o que apunten números de teléfono.
Un despacho en sentido estricto es u tablero de mandos que tiene entradas y salidas y un digestor. El digestor es el sujeto que elabora. Sus entradas pueden ser las bandejas físicas en las que depositar imputs; una para revistas, periódicos, folletos e infos de todo tipo, otra para las pequeñas notas, apuntes, recados y avisos. El valor de esas bandejas es el de la fluidez continua. Su totalidad debe(ría) estar vehiculada a la papelera del suelo tras revisar sus contenidos, aprovechar lo necesario, entresacar los datos concretos o leer en su extensión total o no cada cosa. Antiguamente me ocupaba mucho tiempo hacer recortes de prensa o guardar incluso la colección entera de una revista en cajas-proyecto a las que ya no acudía casi nunca para repasar. Todavía conservo una buena parte de ellas pero tienen más valor de reliquia museística o materiales testimoniales de época que no valor informativo o intelectivo. Actualmente mi criterio es otro, creo que el mejor destino que se le puede dar a una revista o a u periódico (la inmensa mayoría de ellos que están en circulación) es leerlos e su fecha de edición, extraerles lo útil tomando notas digitalizadas si es preciso y luego botarlo para que la materia prima del papel sea reciclada lo ates posible. Guardarlos para otros asuntos sine die que no se llegan a concretar es una forma de ocupar un volumen superfluo en las paredes. Otra cuestión son los libros pero no me extrañará que se llegue a una conclusión parecida a no muy largo plazo aunque en lugar de botarlos a la basura se puede poner en circulación o donarlos a bibliotecas que repotencien su uso de una forma más extensiva que lo que lo pueda hacer nunca una biblioteca particular.
Hay una tercera bandeja en el escritorio que puede hacer de expedición. Seria o es el lugar donde poner textos terminados, documentos ensobrados, cds grabados, que tienen el destino particularizado de entregárselos a alguien. Puesto que muchas cosas son enviadas por correo electrónico este espacio físico de envío se hace superfluo. En una época en que hacía pasar los textos originales por el soporte papel en forma de revista de divulgación eso era fundamental. Dediqué un espacio precioso de mi tiempo en detrimento del tiempo creativo a ese propagandismo. Aquello terminó pero todavía encuentro restos de ejemplares que quedaron arrinconados para cumplir ese rol. Actualmente ya no pongo textos inéditos en soporte de papel aunque si pongo creaciones originales en cds. Al darlos o regalarlos experimento una cierta impostura al presentir que condiciono a quien le doy el regalo para que sea oído o escuchado. Bueno eso siempre fue así. Es lo mismo que cuando regalaba un audio de jazz o un foulard. Esperas que a quien se lo das lo escuche o se lo ponga y te comente algo.
Me paso la mayor parte de mi vida en un despacho, el que sea y donde sea (redefiniéndolo como cualquier lugar que permita el trabajo de agenda o el trabajo creativo). Todo lo que se necesita es el ensimismamiento y las condiciones para la concentración poniéndose a salvo de ruidos y de interferencias, también de socios o amistades que irrumpen con su demanda de atención. Lo ideal es tener un gabinete con un don’ t disturb colgado en la puerta y ajustarse más o menos a un horario diario intocable. No es tan importante el horario dedicado como la función cumplida. Ir al despacho es solo un ritual para cumplir con lo de cada día: escribir, gestionar, planificar o preparar. El digestor en el despacho suele ser la agenda, el ordenador o la computación cerebral del sujeto. Externamente lo que hace o deja de hacer es un misterio para el observador que no acierta a entender su pasión creativa o ejecutiva. Simplemente verá una invariabilidad en el gesto comportamental. No deja de ser una paradoja para el sujeto de escritorio viajar por el mundo o incorporar las experiencias de él desde la exigüidad de su espacio volumétrico. El despacho es al planning lo que la realidad es a la eclosión de variables que son destiladas desde el ejercicio de intelección que se haga desde aquél. Simbólicamente el despacho es la pequeña urna o el batiscafo desde el que bucear por los rincones mundanos o por aquellos que ocupan el iteres como sector de dedicación. Reactualizar los criterios clásicos de tener un espacio para cada objeto y cada objeto con su función clara y fácilmente localizable en el momento en que se necesita es la mayor garantía para la rentabilidad profesional. El despacho ideal es el que tiene una mesa diáfana sin nada encima, salvo la foto de los seres queridos y una platita que ponga el color verde y una flor, pero esa es una imagen poco representativa de un trabajo de verdad que requiere la consulta continua de textos y documentos. Inevitablemente el trabajo pasa por el trasiego de datos. Sea cual sea la intensidad productiva de un día al final la mesa ha de quedar en condiciones para poder seguir trabajado al día siguiente o incluso poderla compartir o prestar a quien la necesite sin temor a que altere su organización si todo esta correctamente colocado. El caos de los objetos, en el sentido del desorden a una cuota que supera al desordenado no le facilita la vida y lo frustra cada vez que necesita algo y no puede encontrarlo. El criterio de un tipo de orden u otro termina por ser una máxima inviolable.